La estepa inmóvil, parda,
hipnotiza sin piedad:
matorral espinoso,
árida roca,
sed de suelo hermético -
La miro solitaria desde mi cornisa centinela.
Estepa de semblante impávido:
tus magnéticas tonalidades
enmascaran aturdimiento, ausencia,
hambre de compañía -
Desespero en altas cumbres abrasadas
por sol perenne.
¡Estepa de quietud mítica!
Suplicas fervor trascendente
arrancado de mi mismo corazón
astillado de pesadumbre -
Y yo…
lloro descalza bajo la bóveda irreal
de relumbrante azul.
Aguardaré señales del poniente
-reveladas tan sólo a mi alma afligida-
de mi amor errante en llanuras andinas.
ã Silvia
Evelina, Buenos Aires, Argentina, 2013.
Todos los derechos reservados.