Me habitué a la pérdida misma.
Es el detalle que muerde, y desgasta:
un tazón sin dueño en el estante,
la mesa del patio demasiado larga
y a su lado una silla de madera, vacante.
No es remordimiento
por palabras taciturnas
ni el pesar por el inconstante
amor que en la vida ofreces;
es la mirada de cosas triviales
el lastre bajo el cual
mi corazón desfallece.
Es el detalle que muerde, y desgasta:
un tazón sin dueño en el estante,
la mesa del patio demasiado larga
y a su lado una silla de madera, vacante.
No es remordimiento
por palabras taciturnas
ni el pesar por el inconstante
amor que en la vida ofreces;
es la mirada de cosas triviales
el lastre bajo el cual
mi corazón desfallece.
Copyright: Silvia Evelina, Buenos Aires, Argentina, 2009.
Todos los derechos reservados.
Querida Sylvia.
ResponderEliminarTu poema es una súplica, un ruego, una queja al Dios perverso que con su daga compulsiva, sangrante aún, ensarta su cinismo en la herida que vive y no florece.
Un Dios que juega y escarba... y regresa y juega y escarba…
Ah, si pudieras cortarle el pescuezo con un SÍ ¡ASÍ DE GRANDE!… te juro que lo harías…
Querido Luis,
ResponderEliminarY sí, es lo que sucede. Lo has comprendido de maravillas. Afortunadamente, está la poesía para expresarse y, por qué no, quejarse al Dios oculto que pareciera no tener pescuezo para darle con un hacha...
Dicho esto, la poesía es también parte ficción, puesto que ninguna de esas cosas que menciono permanece a la vista...aunque sí irrumpen en mis pensamientos cuando menos lo espero.
Un abrazo, Luis.
Hola Sylvia:
ResponderEliminarTu poema es muy bonito. Me gusta mucho.
Te voy a enlazar con mi blog.
Muchas gracias, Lola, por tu comentario. Gracias por el enlace. Ya te voy a visitar!
ResponderEliminarCariños, Sylvia
Me parece un hermoso poema que refleja muy bien una realidad
ResponderEliminarbastante común.
Un gusto reencontrarte. Besos.
Sencillo y profundo, como tú, Sylvia, amiga mía.
ResponderEliminarCon cariño.
Isabel
Gracias por leer mi poesía, Soco. Sí, los duelos son casi cotidianos, porque también implican pérdidas de otras características...Como por ejemplo perder un empleo, una mascota, una actividad y mucho más.
ResponderEliminarBesos!
¡Hola Isabel amorosa! Otra vez he estado ausente de todos lados...¡Espero que tus problemas se irán solucionando a la par de los míos!
ResponderEliminarNos queda escribir, con sencillez y profundidad, si lo logramos. Ya estaré espiando tu blog...Besos!
Muy bella y triste tu poesía. ¡Tan verdadero lo que expresas! Gracias x compartir. Mary
ResponderEliminarMary, gracias por dejar tu comentario. Me alienta cuando pasa alguien por mi casita y se queda un ratito.
ResponderEliminarxoxo
Sylvia, me gusto mucho. Ese vacio tan indescriptible, logras ponerlo en bellas palabras. Me siento ademas muy identificado ante la ausencia de mi madre que partio hace apenas unos meses. Un beso grande !
ResponderEliminarMiguel Torres Garcia
Hola Miguel,
ResponderEliminarLamento muchísimo lo de tu madre. Es realmente como decís:
"Ese vacio tan indescriptible..."
Uno trata de verbalizarlo, pero lenguaje y realidad no se fusionan. El poeta los acerca, nada más...
Espero que el tiempo vaya curando tu herida, hay que darle tiempo al tiempo. Y entonces el dolor puede transformarse en recuerdos preciosos, borrando los feos.
Cariños especiales, Miguel.