Me resta una indescifrable hora
para preludiar el adiós a mi cuerpo.
Cuerpo moldeado de polvo
por un artesano que insufla vida
en seres tan dispares como el insecto
y el hombre. Un dios que inventó la muerte
en el proceso mismo de creación,
que me enseñó a amar los libros,
la música, la aurora iluminada
por vestigios de pasión,
a los grillos y a los zorzales
en la enredadera sonora de mi ventana.
Me han concedido una hora, nada más,
para el adiós al encanto de cabalgar
por valles y praderas. Una hora para recordar
los besos de la amada, una hora para
despedirme de los tranvías y las bicicletas.
Me resta una hora que bien podría
ser un instante, para despedirme
de la escuelita de mi infancia
y de los muros de la universidad
donde encumbradas voces discurrían
sobre La Nada, mientras mi corazón latía
por la tangible piel de la mujer querida.
¿Qué extraña voluntad rige el desenlace
de espuma? ¿Quién arbitra la duración
del frágil entretejido de rosas y tormentos?
Aguardo la hora en un cuerpo que desfallece:
pesado cuerpo, corazón que late aún.
Perduro en estos brazos quietos,
los labios mudos, sin aliento, tan fríos
como la letra esculpida en el mármol de mañana.
Ha llegado el supremo instante del adiós
a mi cuerpo: de morir en él sin más palabra
.... o de Vivir eternamente.
Copyright: Silvia Evelina, Buenos Aires, Argentina, 2009.
Todos los derechos reservados.
sylvia
ResponderEliminarqué profunda tristeza transmiten tus palabras...
me tocó el corazón
beso enorme
Andes de nada espero que tu salud se mantenga estable.
ResponderEliminarRealmente describiste con palabras muy tristes el adiós de un cuerpo.
El cuerpo puede morir, literal o metafóricamente, pero las sensaciones, las emociones, los sentimientos estan en la mente y allí viven por toda la eternidad.
Besos y abrazos
Querida amiga.
ResponderEliminarSi tu sentido poema tiene mucho de ficción literaria, pues…, has logrado conmoverme.
Si en cambio tiene mucho más de ontopatía o padecimiento del alma, pues…, has logrado preocuparme.
Ambas posibilidades (o las dos juntas tal vez) encuentran su sagrada belleza en el estado de sublime reflexión en que queda sumido el lector después de su lectura; lector que ha dejado de ser tal para volverse “el otro”, el autor del mismo poema (o el dolor del mismo autor).
Salto trascendente que desborda los límites que impone el lenguaje.
Quizá allí radique el valor poético de esta creación
LH
Un poema, cargado de reflexión, sobre todo en los versos iníciales y finales. Dejas paso al escepticismo, pero sobre todo abordas con gran habilidad, el sentimiento de para quién va dirigido.
ResponderEliminarUn fuete abrazo.
Isabel Gómez
Así es, Vir querida, me inclino más hacia la melancolía en mis poesías. ¡Pero no siempre!
ResponderEliminarLo importante, me parece a mí, es tocar el corazón del lector, cualesquiera sea el tema, no?
Otro beso
Hola i am...
ResponderEliminarGracias por comentar. Sí, mi salud es satisfacoria, con los achaques esperables. ¡No me quejo!
En realidad, esta poesía reúne demasiados pensamientos para el momento justo de morir -aunque dicen que toda la vida se muestra en ese instante, no lo sé-; simplemente he visto morir personas y estas son expresiones mías puestas en el otro, el que muere...
¿Se entiende?
Y con la duda existencial al final.
Abrazos grandes
Querido Luis.
ResponderEliminarTus comentarios siempre abren otras puertas para la reflexión. Me gustan.
No hay ficción en esta poesía, antes bien reúne vivencias reales -observadas o compartidas- y las sitúa en la mente del que muere, como si pudiese recordarlas antes de cruzar el umbral que a todos nos aguarda.
Claro que no faltan ideas imaginarias, las propias, mechadas en estos versos. Ay, la poesía... te lleva como una hoja en el viento a áreas recónditas de tu mente. Basta ya!
Tus elogios me emocionan, me agrada saber que he logrado sumirte en profundidades más allá de los límites del lenguaje.
Mas no te preocupes, al menos mientras la poesía (o el drama, la tragicomedia o la comedia) sirvan de catarsis para la audiencia y el autor..
Cariños.. ;-)
Hola Isabel! Aunque nuestras vidas están cargadas de complejidades, esta red de redes nos une de modos sorpresivos, como los senderos de un laberinto. Muchas gracias por visitarme aquí, Isa querida.
ResponderEliminarInteresantes tus señalamientos. Vuelvo a reflexionar, eso vale oro!
Querida amiga, no fue intención mía demostrar escepticismo propio; más bien intenté expresar la duda -conocida por mí- del que moría..
Tarea difícil, no sé si lo logré.
Cariños enormes!
...mueve
ResponderEliminaralma
de
nieve
mi
mano
silvia
gozosa
al
seguirte
como
luces
del
corazon
con
cortinas
de
humos
y
un
jarron
de
verano
repleto
de
rosas
rojas
solas
atadas
con
una
cinta
que
dice
son
para ti...
desde mis --- horas rotas---.
te sigo silvia, comparto tu
blog con un fuerte abrazo.
afectuosamente silvia:
jose
ramon...
Al llegar septiembre casi tod@s hablamos de lo mismo...
ResponderEliminarNo me lo había planteado pero después de leer tu poema no me disgustaría las últimas horas paseando a caballo...
Besos!!!
En la última estrofa, la gran uncognita, lo transcendente...
ResponderEliminarLos sentimientos, la mente mueren con el cuerpo o permanecen en una realidad otra...?
Magnífico tu poema.
Un gran abrazo hasta ese B. Aires tan añorado.
Soco
Hola José Ramón!
ResponderEliminarQué placer recibir cálidos versos en respuesta a mi poesía. Me siento halagada... :-)
Disculpá la demora en responder (pero ya estuve por tu blog y me gustó), es que estoy atrasada en TODO..Hoy espero tener un rato para dedicar a la poesía, mi pasatiempo predilecto.
Me voy con las rosas, gracias!
Syl***
¡Hola Félix!
ResponderEliminar¡Comparto tu idea de pasar las últimas horas galopando por las praderas!
Ay! recuerdos de mi querida Patagonia Argentina...;-)
Abrazos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQuerida Soco: Por fin volví a la poesía, disculpá la demora... ;-)
ResponderEliminarAsí es, como tu dices, la pregunta de la trascendencia, tras cruzar ese portal que nos aguarda. La duda...
Hay quienes les sostiene una fe firme, en cambio otros miran en derredor y ven cosas que no se explican..."Ay! el horror, el horror!", como exclama Kurtz en Corazón de las Tinieblas.
Besos, Syl***
Cuando escribo así, hablándole de tú a la muerte, muchas personas se acercan alarmadas, quizás, con la intención de escuchar un breve aliento. Aquél que ha probado el verdadero dolor, sabe entonces describirlo.
ResponderEliminarCon un vocabulario exquisito y plena de dulzura, haces de éste tema un goce para los sentidos, por lo cual, sencillamente me levanto y aplaudo este extraordinario y profundo poema.
Mi admiración y respeto.
"Aguardo la hora en un cuerpo que desfallece:
ResponderEliminarpesado cuerpo, corazón que late aún.
Perduro en estos brazos quietos,
los labios mudos, sin aliento, tan fríos
como la letra esculpida en el mármol de mañana.
Ha llegado el supremo instante del adiós
a mi cuerpo: de morir en él sin más palabra
.... o de Vivir eternamente."
Este último y sublime párrafo me ha emocionado profundamente. Ahora, tras una segunda lectura tras saber, a través de tí, de esos recovecos de tu alma, estas letras adquieren un nuevo significado... y he llorado (y sigo en ello cada vez que de nuevo leo).
Pero no te preocupes por mi por esto: se me encoje el corazón, pero es bueno sentir por y a través "del otro". Somos compañeras de viaje en hermandad...
Besos ¡y cariños! (con los pelos de punta)
Querida Blanca Nieves,
ResponderEliminarDisculpa el tiempo que me he tomado en responderte. Pero he visitado tu espacio y encontré allí vida y amor y belleza. ¡Un placer, ya lo dejé escrito!
Algo distinto a mis temas....de igual modo aprecio muchísimo tus palabras, que me motivan para seguir adelante, puesto que creo en mi corazón que la muerte se merece la búsqueda de vocablos exquisitos, especialemente cuando de amor y muerte se trata. Tú lo has confirmado, pero igual me quedé corta...
Gracias, Blanca!
Querida Mariajo, lamento que hayas llorado junto a mis palabras,o más bien que hayas llorado las lágrimas que yo no he podido verter en ningún lado, al menos no lo suficiente. Mi vida ha sido una sucesión de acontecimientos duros de afrontar, y siento que no me dio tiempo para llorar; siempre ha sido cuestión de actuar, cuidar, acompañar, despedirme... Y luego vino esta Musa para encargarse de que yo transmutiera lágrimas en versos....y nada! Así es, y será, supongo.
ResponderEliminarYo también quisiera abrazarte y que nos conociéramos ¡vamos! quizás ocurra... :-)
Espero que estés bien, Mariajo. Gracias por visitarme aquí. Besos!